Capítulo 5 "EL REENCUENTRO"

Comenzaba una nueva semana, la rutina de todos los días de clases, pero sabía que al fin de la jornada tenía que arrojar a la basura el papel de niña introvertida, ya todo era diferente, había perdido la claridad de mis sentimientos y solo importaba lo que lograría como resultado de todo este proyecto. Era una revolución completa en mi, ya no era la misma de antes, y mis problemas iban mucho más allá de un simple examen de matemáticas junto a su resultado, me transformaba en una asesina, pero nunca tomé en cuenta el grado de fatalidad de esta actividad, hasta hoy.

Ese día lunes, terminaba la jornada escolar, junto a Diana guardábamos nuestras cosas en los casilleros, tuve que darle una excusa para no irme con ella, me despedí y salí, mientras caminaba suena mi celular.

- ¿Si?

- Hola Sara, soy Ian, escucharme y pone atención. Dos cuadras hacia el sur, caminando por la calle principal, hay un auto negro estacionado, sube a el sin que nadie conocido te vea.

- Ok

Mientras caminaba, me acordé de Daniel, hace tiempo que no lo veía, pero al mismo tiempo no quería que se transformara solo en el placer de verlo, el deseo de solo estar con él, sino que algo más diferente, que no fuera algo demasiado importante para mi, pero comenzaba a darme cuenta que podía serlo.

Llegué al auto, subía al él, y me encontré con dos personajes nuevos, uno se encontraba en el manubrio, otro a su lado, e Ian estaba atrás, al lado mío.

Debo reconocer que estaba muriendo de miedo, eran personas desconocidas, mayores que yo, experimentadas en asesinar a personas y no conocía a dos de ellos.

Ian era el más joven después que yo, tenía 22 años y se preparaba para ser detective, era lo único que sabía de él.

- Hola Sara.

- Hola Ian y...

- Ah!, claro, el que conduce el auto es Roberto, y el que está a su lado es Andrés.

- Hola, mucho gusto.

- Bienvenida Sara-respondieron todos-

- Mira desde hoy comenzaremos con el entrenamiento, son seis horas semanales, todos los lunes y los jueves después de clases, te enseñaremos desde como defenderte y usar armas, hasta ´cuáles son los métodos más efectivos de asesinar, psicología, narcóticos y todo lo que te puedas imaginar.

- Y, ¿dónde vamos?

- Vamos a nuestra mansión, ahí nos reunimos todos los sábados, son doce horas para estudiar los casos y como llevar a cabo su ejecución.

- Pero hoy no es sábado.

- No, pero se hace una excepción, hoy te haremos una bienvenida y tienes que prepararte.

Andrés, ¿ tienes el traje aquí?

- Andrés- Si claro.

- Sara- ¿qué traje?

- Ian- Mira, todos tenemos un traje que es de la asociación, y bueno, este es el tuyo, diseñado para mujeres, ya que eres la primera en entrar, realmente estamos muy contentos por eso. Apenas lleguemos pasa a tu habitación y te cambias para la ceremonia de bienvenida.

- Sabes Ian, me alegra volver a verte, fueron meses en los cuales tuve que pensar sobre la propuesta de entrar, lo veía tan lejano.

- Si, también me sucede lo mismo.

Acabamos de llegar.

Nunca olvidaré la mansión, cuando la vi por primera vez, no pude saber donde me encontraba, fue un viaje de una hora y media, en un vehículo con vidrios polarizados, donde perdí el sentido de orientación, lo único que importaba era conocer el lugar y poner atención en todo.

Me bajé del auto y caminamos hacia la entrada, la mansión pasaba por alto en comparación a lo que ocultaba en su interior. Tenía tres pisos de alto, con grandes ventanales polarizados, al costado izquierdo de la casa había una reja por donde se podía observar un par de perros pastor alemán, el jardín estaba un poco descuidado.

Llegamos a la puerta principal, donde Ian toca el timbre. Una voz a través del sitófono pide una clave de acceso, en el umbral de la entrada había una cámara de vigilancia, la miré un poco incómoda, finalmente se abre la puerta y entramos.

Andrés me entrega el traje y le dice a otro joven que me conduzca a el dormitorio asignado para mi.

La mansión por dentro no era lujosa, era sencilla en decoración, solo tenía lo necesario. Habían varias puertas a través de los pasillos que son divididos por los asensores, por el lado izquierdo se encontraban las escaleras, tras una puerta que se encontraba abierta.

Caminábamos por la sala de recepción el joven desconocido y yo hacia uno de los asensores, el resto de las personas que estaban junto a mi , se habían dirigido a una habitación de anchas puertas.

- ¿Cómo te llamas?-pregunté-

- Vicente, tu debes ser Sara, todos hablan de ti, me alegra que una mujer haya aceptado, mira que ninguna a querido acceder, es una lástima, porque su final ha sido despiadado y fatal, ya sabes, nadie puede saber acerca de esta asociación, podría decirse, son dos opciones, aceptas y asesinas o rechazas y te asesinan haz sido valiente, ya son veintitrés las mujeres asesinadas cruelmente desde el nacimiento de esta asociación.

- ¿Pero cómo no los han descubierto? es imposible.

- Para nosotros nada es imposible, estamos entrenados para esto, si entras no sales, si sales...

- Te asesinan

- Vas aprendiendo.

Las habitaciones quedan el piso tres, el último.

- ¡Impresionante!

- ¿Qué es impresionante?

- Hay seis pisos de subterráneo.

- Si, y sus dimensiones son aún mayores que la superficie construida a nivel del mar podría decirse, es todo un búnker, reforzada en hierro, plomo y diversas aleaciones que la hacen impenetrable.

- Ya me gustaría ver todas las habitaciones, ¿aquí se hace el entrenamiento?

- Si, así es. Ya llegamos, la habitación número "145", aquí esta su llave.

- Gracias.

- Que este bien, tiene una hora para alistarse, yo la vendré a buscar.

- Adiós.

Era alucinante saber todo lo que aprendería en esta mansión. pero era difícil a la vez, ¿qué diría en mi casa?, ¿llegar tarde a casa todos los lunes y los jueves levantaría sospechas?, ¿qué maldita mentira tendría que crear?, estaba tan sola al pensarlo así, pero no me molestaría ni un minuto más en dar vuelta a este asunto, mi vida ya estaba en juego, y tendría que acabar con otras para salvar la mía, pero ya estaba satisfecha por lo que lograría, ser un poco más importante, si al fin y al cabo, ese pensamiento me hizo convertirme en esto, en una asesina.

Fue así como el reencuentro con Ian cambió toda mi vida, por siempre y para siempre, gracias a ese reencuentro que tengo mis manos, mi cara, mi ropa cubierta con sangre, sangre que jamás volverá a correr, pero que ahora si lo hace por el suelo de esta habitación.