Capítulo 7 “L´AMOUR”

Me encontraba recostada en la cama, era tarde, pero no lograba conciliar el sueño, aún no revisaba lo que encontraba en mi bolso, las carpetas y el sobre, todo un misterio, después de todo ya no lograba saber quien era yo. Tomé mi bolso y saque una de las carpetas, era un archivo muy completo sobre mi, en realidad de lo que fui, me asustó bastante, me sentía mal físicamente, asquerosamente mareada y con nauseas por cada segundo que transcurría revisando esas malditas carpetas.

Llegó el momento de abrir el sobre, pensé que sería algo más tétrico, pero no por eso dejaba de ser importante, de hecho lo era y mucho. Se encontraba en su interior mi licencia, el colgante con las dos “S” y una carta. Lo más importante entre esas alineas era que debía presentarme el sábado que venía en la mansión para darme a conocer mi primera misión, era significativo, ya que, debía demostrar todo lo que había aprendido durante ese tiempo y los próximos meses, y tenía que desempeñarlo limpiamente; lo otro rescatable que no era menos que lo anteriormente dicho, era que al formar parte de la asociación perdía totalmente mi identidad, mis derechos, mi libertad…

Se que todo eso no suena muy humano que digamos, pero que más se le puede pedir a esto, una asesina no tiene muchos privilegios, después de todo era y es mi estilo de vida y eso lo hace ser tuyo, tu identidad, tu derecho y tu libertada, se gana y se pierde, todo tiene una consecuencia, esta no sería la excepción y tuve que aceptar esta condición, además no tenía nada que perder, nada es completamente gratis, eso creía hasta hoy…

Recuerdo haber pensado bastante acerca de lo que Daniel me había dicho, sinceramente nunca pensé que hablara enserio, pero lo que más me dolía en ese momento era el cómo me había tratado, no había sido mi culpa haberme “desmayado”, aunque yo sabía que rea mentira, igual este suceso me trajo muchos problemas, no sé que le habrá dicho el doctor en ese momento, era mi duda, pero me focalicé solo en Daniel, me sentía mal por haberlo tratado así, odio tener esa ira satánica que corrompe todo lo positivo que me puede estar pasando.

Ya era aun más tarde y poco a poco comencé a cerrar los ojos por el cansancio.

En la mañana me levanté para ir al colegio, tenía que contarle a alguien mi problema, y por supuesto ese alguien tendría que ser Diana.

Tomé el transporte público y en dos paraderos más subió Daniel, un nerviosismo extremo me invadió, traté de no mirarlo, pero fue imposible, él ya me había visto, tenía que hablarle, después de todo le debía una gran disculpa.

- Hola Daniel
- Hola, ¿ya se te pasó el enojo?
- Si, sabes te quiero pedir disculpa por lo de ayer, te portaste tan bien conmigo y yo te traté muy mal, perdóname.
- Si, no te preocupes, pero me extrañó que te comportaras así, se supone que no es tu culpa haberte desmayado y todo lo demás.
- Si tienes razón.
- Oye, ¿por qué no le contaste nada sobre mí a tu mamá?
- Porque en realidad no le importa, a nadie le debería importar, a veces la gente debería guardarse varias cosas, se evitarían muchos problemas, ¿no opinas lo mismo?
- No, no opino lo mismo, no entiendo por qué ocultas cosas, a veces esa gente como tú dices te puede ayudar en mucho de tus problemas, no vale la pena que sigas así, tienes mucho que perder, te hablo enserio.
- ¿Por qué me hablas como si estuviera haciendo algo malo?
- No te estoy hablando de eso, te estoy hablando en general.
- ¿Eso?, ¿qué te dijo el doctor ayer?, ¡dime!
- Sara –mirándola fijamente- el doctor encontró una elevada dosis de somnífero en tu sangre. ¿Qué pretendes hacer?, ¿te quieres suicidar?
- No puede ser –mirándolo con cara incrédula y confundida a la vez- Pero Daniel, no sé cómo llegué allí ayer, no me acuerdo de nada, no sé que está sucediendo.
- Sara, no es necesario que me mientas
- Sabes Daniel…olvídalo, que estés bien.

Me bajé del bus muy confundida, ya no sabía que hacer, Daniel nunca entendería, nadie nunca entendería nada si no sabían en que me había metido, pero lamentablemente nadie podía saber que era una asesina a sueldo, que orgullo, se sentirían tan complacidos de saber la noticia, una ironía.

Estaba tan enojada con Ian, cómo se le ocurría darme somnífero, pero la gran duda era ¿para que me habrán dopado?, era fácil llegar e ir a dejarme, pero no, le gusta complicar la existencia a la gente.

Llegué al colegio y me había olvidado completamente del examen de ese día, sinceramente para mí eso no era de real trascendencia, lo que me llenaba la mente en ese momento era que pensarían de mí, ¿Qué tendría inclinación suicida?, y si era así, ¿por qué me encontraba en ese momento en el colegio a minutos de rendir un examen sin importancia?, algo no calzaba bien en la historia que me habían relatado, algo no marchaba bien, sabía que alguien me estaba mintiendo, pero ¿quién?.

Entré a la sala de clases dispuesta a contarle algo de todo lo que me sucedía a Diana, pero en ese momento llegó la profesora.

- ¡Hola niñas!, ¿quién es Sara?
- Yo –contesté-
- Ven por favor

Mientras caminaba donde la profesora, no podía evitar mirar la cara de expresión de mis compañeras, preguntándose ¿para qué la llamará?

- ¿Tú eres Sara?
- Si, ¿qué pasa?
- Tu mamá te viene a retirar, la prueba queda pendiente, te la tomo la próxima clase.
- Si.

Fui a mi puesto, tomé mi bolso, Diana aún no llegaba, salí de la sala y me dirigí a portería, allí se encontraba mi mamá.

- Hola mamá, ¿para qué me enviaste al colegio si me ibas a retirar?
- Hola hija, es que me llamaron recién por la hora al doctor.
- ¿Doctor?, no entiendo.
- ¿Qué no entiendes?
- Olvídalo.

Lo que no entendía era cómo te envían al colegio después que supuestamente te intentaste de suicidar, eso es lo que lograba comprender. Ahora, si me llevaban al doctor y me hacían un test psicológico, ese sería mi fin.

Mientras esperaba que me atendieran me acordé de la conversación que tuve con Daniel en la mañana. Me dolía y aún me duele no haber podido comunicarme con él, siempre llegaba a un punto en donde era prohibido continuar conversando, la barrera inquebrantable, donde siempre todo terminaba mal, pero ahora fue mucho peor.

Daniel en ese tiempo comenzaba a ser alguien importante para mí, era alguien necesario, sin querer me había enamorado de él y me desgarra el haberlo perdido para siempre, y es ahora que me doy cuenta que él tenía razón, tenía mucho que perder…