Capítulo 9 "LA PRIMERA MISIÓN"

Pasó la semana muy velozmente, no me di cuenta, cuando ya me encontraba preparándome para ir a la asociación ese día, era la mañana del día Sábado, y la expectación era grandiosa, ¿quién sería mi primera víctima?, bueno, tenía bien en claro que no sería algo fácil, después de todo también tenía sentimientos, aunque no los demostrara, pero mi trabajo, y mi vida eran para mi mucho más importante que cualquier cosa, y estaba dispuesta a casi todo por ser alguien más....alguien mucho mejor de lo que era.....

Para poder ir a la asociación tuve que planear con Andrés el día que fui a la consulta, el plan consistía en que luego de que yo me enterara de que “tenía problemas”, el psicólogo (Andrés) me daría fecha para todos los Sábados de asistir a las charlas y consultas, bueno eso me alivió bastante, me ahorré el trabajo para pedir permiso, ya que era bastante el tiempo que estaría fuera, el horario era de doce horas por lo que mi madre no me creería si le decía que me juntaba hacer un trabajo o cualquier mentira barata, entonces así permanecí estos cuatro años, haciendo creer a mi mamá y a toda mi familia que yo tenía problemas, algo simple y despiadado.

Ya estaba lista, solo faltaba que llegara el auto particular de la “clínica” y partiría rumbo a la asociación, llevaba en mi bolso las llaves de mi habitación en la mansión, mis cuadernos de notas, mi agenda, mi GPS, mi celular privado.

- Adiós mamá, nos vemos en la noche, te quiero...
- Adiós hija y cuídate.

Ese te quiero tan mentiroso, y falso, no significaba que no quisiera a mi madre, es que evito de decir esas cosas, no va con mi personalidad, decir “te quiero” es algo grande, prefiero sentirlo y mantenerlo
oculto, es la única forma de que la gente te tome en cerio.

Salí de mi casa, el auto estaba estacionado, lo abordé, dentro de él estaba Roberto, el conductor, lo saludé y partimos rumbo a la mansión, lo único que quería saber es quien sería la victima que descubriría el poder de mis manos para aniquilar.

- Roberto- dije- ¿cómo llegaste a la asociación?
- Ehh..., bueno, es algo difícil de contar...
- Pero dime algo de ti, por ejemplo, ehh, ¿qué estudias, o estudiaste?
- Yo, bueno, estudié artes musicales, soy músico, es lo que hago habitualmente para despejarme, tengo muchos problemas y es lo que me levanta, me pone de pies...
- ¿En cerio?, a mi también me gusta la música...y ¿cuántos años tienes?
- Tengo 20 años.
- ¡Tan joven, pero ¿cuándo fuiste a la universidad a estudiar?
- Lo que pasa es que me adelantaron años de estudio.
- Ahh... ¿cómo entraste a la asociación?
- Veo que quieres saber... bueno te diré. Fue por la muerte de mi hermana, después de eso necesitaba una forma de vengarme, y así la asociación me encontró.
- Interesante... el poder de justicia te mueve...
- ¿Y tú, que quieres ganar estando en la asociación?
- Pretendo ganar... pretendo ser alguien distinto, salir de la vida habitual, ser alguien más...
- Entiendo... ¿estás aburrida de tu vida actual?
- Si
- ¿Por qué?
- Porque la gente solo me toma en cuenta por lo que sé y no por lo que soy.
- Y veo...

Fue así como comprendí muchas cosas acerca de Roberto, él me parecía conocido, sabía que en algún otro lado lo había visto, pero ¿cuál? Continué pensando, tratando de recordar, pero nada aparecía, estábamos a punto de llegar, cuando se me vino a la mente una imagen. ¡Si!, era Roberto, ese día en aquel lugar...recuerdo que con mi mamá fuimos a una reunión a un restaurante, ahí había un joven que tocaba muy bien, sin duda que era Roberto, si, él era.

Bajé del auto y entré junto a Roberto a la mansión, ahí nos esperaba Vicente, él me guió a mi habitación, me cambie de ropa, como la primera vez, tenía una hora para alistarme.

Vicente tocó mi puerta.

- Sara, ¿está lista?
- Si, vamos
- ¿Está ansiosa?
- Obvio, ¿por qué no tendría que estarlo?
- Si, es verdad, a mi también me ocurrió lo mismo, solo que tenía dos años más que usted.
- ¿En cerio?
- Si
- ¿Dónde vamos?
- A la habitación 703, queda en el piso -4.

Llegamos a la habitación, la sala de junta para informar de las misiones. En esa sala se encontraba Ian, pero no estaba solo, junto a él habían tres personajes más.

- Hola Sara- dijo Ian-
- Hola- saludé y miré a los demás con intriga-
- Ahora que acabas de llegar, te presentaré a tu equipo de trabajo.
- ¿Equipo de trabajo?
- Si, es imposible trabajar solo para esta misión, y tú Sara, eres la pieza primordial.- Se paró de su asiento y se dirigía hacia mí- Te presentaré a cada uno de tu equipo.
- Si por favor.
- Mira, el de la derecha, se llama Alexander, él es biólogo, tiene 23 años y entró a la asociación hace dos años. El que está a su lado se llama Antonio, es químico farmacéutico, tiene 25 años e ingresó a la asociación hace tres años, y el de la izquierda es Martín, neurólogo, tiene 27 años e ingresó a la asociación hace dos años también. Este es tu equipo y no pueden hacer nada sin que el grupo lo sepa.
- Hola- saludé a todos, me senté, mientras Ian iba a su asiento nuevamente-
- Se que están ansiosos, cada misión es algo nuevo y debe resultar sin imperfecciones. Bueno iré a lo que importa. Esta misión tiene como ganancia un monto de US$ 2.000.000, una cifra sin duda muy elevada, nos contrató un ecuatoriano, que se encuentra desesperado y aquí es dónde ustedes entran- pone play a la presentación-

La presentación marchaba, pero en eso el video presenta a la víctima, mis ojos mostraban mi impresión, fue algo que no pude contener, no entendía cómo ella podía ser la victima, su nombre era Catalina Ciffone, una de mis compañeras de curso, ¿pero con qué estaría vinculada?, después de un rato la cinta me dio la respuesta, era por narcóticos. Catalina Ciffone era un importante narcotraficante que venía de Ecuador y que junto a su familia habían hecho numerosas estafas y robos, en el viaje de vuelta a esta ciudad, ella tuvo un accidente, donde perdió a sus padres, y ahora ella continúa con el trabajo que ellos empezaron.

Estaba desconcertada, sin duda la primera persona en la lista de mis asesinatos, sería una compañera de curso, su nombre era Catalina Ciffone, su cuenta regresiva ya comenzaba a marchar y teñirse de sangre.